viernes, 28 de enero de 2011

BESTIARIO MUISCA (Versión femenina)


Consciente de lo objetiva que debe ser la labor etnográfica, creí necesario extender este bestiario para incluir a la muisca. Lo sé, poco he hablado de las muiscas por estar dándole rejo al PIB masculino, pero nosotras nos merecemos una azotadita también porque hay una verdad de Perogrullo que no podemos esquivar y es: el muisca es lo que la muisca ha permitido que él sea. Así que acá estoy, poniendo el pecho y aceptando mi responsabilidad como mujer en el cuestionado desempeño de los hombres muiscas, y este es mi azote a la mujer muisca, nos lo merecemos también. No obstante, quiero dejar claro que estos perfiles caricaturescos tienen un fin cómico-pedagógico y al que le caiga el guante…

Muisca No. 1: La Hippie-Chic, Es una mujercilla estudiada, cree que ha venido al mundo para ayudarle a los demás a entender los misterios que este ofrece y cuando está tomando aguardiente alza la mano para pedir la palabra e intervenir con alguna cita de Proust, justo cuando todo el mundo está contento. Su look hippie no es solamente un look, es una posición ideológica, ella quiere demostrarnos a todos que su aproximación a la moda no es de ninguna manera anodina, es el producto de una profunda reflexión, su mochila grita la gran empatía con los aborígenes que lleva en el corazón, sus medias sicodélicas demuestran que no se toma todo tan en serio, que es una vieja “chévere”, pero sus demás accesorios de adulta contemporánea fashionista nos recuerdan que no es una desadaptada y que, de alguna manera, hace parte de la “matrix” laboral, quizás trabajando en alguna ong ambientalista, haciendo investigaciones como free lance para organizaciones internacionales o escribiendo maricadas en algún pasquín wannabe. Aprendió a bailar al son de Wilfrido y Juan Luis y le gustaba, con el tiempo creyó que se debía pulir y quiso borrar de su perfil todo gusto tropical que le sacara el origen autóctono y guiso que llevaba adentro, así que aprendió de música electrónica, lounge, indie, dub, synth pop, house, entre otros, y hasta se cuadró con un dj. Se precia de conocer de cine y va los domingos a cine arte en Avenida Chile para codearse con la escena intelectual chapineruna e inspirarse para escribir algún mediocre poema en su cuaderno de anotaciones de viaje que compró en Inkanta pero que luce hippie… hippie-chic. Siempre ha tenido ganas de aprender portugués porque no es tan común como el francés o el italiano pero nunca ha empezado el dichoso curso y se conforma con lo que aprendió tarareando la chica de Ipanema, aunque mediocremente prefiere la versión de Frank Sinatra. A ella nada le incomoda sino que “le raya”. Para ella todo es “un video”. Siempre ha querido ser mariguanera pero no lo ha logrado, inevitablemente el trago le puede. Tiene un solo álbum en facebook con fotos de animales porque también se las da de fotógrafa y cree, gracias a un rezago de hippie trasnochado, que lo único digno de fotografiar son las creaturas de dios que no son el hombre (por algo será). Todos los días dice que se va a salir de facebook porque no está de acuerdo con la alienación de la máquina. En el fondo siempre ha querido irse de rumba a Andrés Carne de Res pero su personalidad contestataria, que se ha esforzado por construir y posicionar, no la dejan.  Siempre que se emborracha termina cantando Rocío Durcal y, gracias a eso, ha perdido muchos amigos hippie chic, de los más dogmáticos, quienes no pudieron superar la vergüenza de tener una amiga borracha cantando a grito herido en la mitad de El Cha Cha. Últimamente le ha dado por comprar solamente cosas orgánicas y hacerse la carta astral. Hace tiempo que ya no le gusta la música electrónica y no se atreve a admitirlo, se pegó una aburrida tremenda en el último after party al que la invitaron y al que aceptó ir por pura pusilánime, pero lo pagó con sangre porque llegó a la casa al otro día con los oídos aturdidos, con los tacones en la mano y de mal genio porque no cantaron ninguna canción. Hace dos años que está buscando una beca para irse a hacer una maestría en cosas interesantes como: gestión de ecosistemas estratégicos, literatura francesa del siglo XIX desde una perspectiva deconstructivista o medios electrónicos y artes del tiempo; cualquiera, le da igual. Se avergüenza cuando se acuerda de que una vez creyó que Ortega y Gasset eran dos personas pero es un secreto que se llevará a la tumba. Siempre ha estado enamorada de peregrinos del cuzco pero en el fondo quiere encontrar un chacho, con camiseta de equipo de fútbol y cachuca, que la trate bien mal. Su coctel preferido es el Cosmopolitan desde que empezó a verse Sex and the City y se cree Carrie Bradshaw. Es una triste wannabe.

Muisca No. 2: La Estupidita, No llega a ser ni siquiera estúpida. Es una tonta que está que se parte de lo buena, según dicen por ahí, y adolece de raciocinio.  El día más triste de su insulsa vida fue aquel en el que se le cayó su Blackberry al inodoro y tuvo que soportar 24 tortuosas horas alejada de su red social, no veía la hora de que su papá le comprara otro para cambiar su status de fb y poner “Con nuevo BBPIN”. Su género de música preferido es, obviamente, el tropipop y tiene dos amigos, del gimnasio moderno, que tienen su propia banda y, cuando está con ellos, ella se siente como si andara con Palo de agua para arriba y para abajo. Una vez llegó a la casa de un compañero de la universidad que tenía un afiche de Einstein en su cuarto y lo primero que dijo al verlo, y lo dijo conmovida, fue: “tan divino, ¿es tu abuelito?”. Sus amigas son: pao, lu, mari, maca, yiyi, luchi… Una vez tuvo un novio guiso y cada vez que se acuerda le da oso. Ha recorrido el mundo entero, ha estado en Paris, Londres, Tokio, Sydney… pero parece que no hubiera salido nunca de Cundinamarca. El 99 por ciento de las veces que alguien cuenta un chiste hay que explicárselo más de una vez para que lo entienda a pesar de que se ha reído como una enana. Aprendió que se escribía Opus Dei y no Opus Day cuando entró a estudiar administración a la Universidad de la Sabana. Le pidió a sus papás, de grado, la operación de aumento de tetas que, a mi juicio, hubieran hecho una mejor inversión pagándole una lobotomía. Se toma dos aguardientes y se vuelve cansona, empieza a llorar y a llamar a su ex novio a las tres de la mañana a decirle que la recoja en Andrés y a los cinco minutos ya se está rumbiando con el primer aparecido. Sus novios siempre le ponen los cachos porque como dice el viejo y conocido refrán “Detrás de toda vieja buena hay un man mamado de comérsela”. Pero es que con semejante espécimen no se necesita ser muy creativo para decir mentiras verosímiles que ella sigue creyendo. Pero no todo podía ser tan injusto, Dios le dio un talento en la vida, el problema es que se sienta sobre él. Va al gimnasio más arreglada que si se fuera de rumba y va solamente a hacer visita porque de ejercicio pocón pocón. Nunca saldría con un tipo sin carro. Ir al centro es para ella una experiencia extrema, ha ido dos veces, la primera fue cuando fue a la exposición de Andy Warhol porque quería comprarse una cartera con la cara de Marilyn y  una amiga le dijo que la vendían allá;  la segunda fue el día que tuvo que ir a autenticar su contraseña a la registraduría y sufrió haciendo la cola de dos horas porque se sentía en peligro con los personajes que la rodeaban (los muiscas promedio) pero se sintió a salvo cuando vio que había un Crepes en la Jiménez y no le pareció tan malo el centro, después de todo. Votó por Uribe las dos veces. Odia la música electrónica porque nadie canta. Creció amando a Brandon Walsh, de clase de Beverly Hills y quería ser virgen hasta el matrimonio como Donna, pero cuando conoció el aguardiente olvidó sus votos de castidad que ahora hacen parte de su pasado más pre histórico. Se alimenta de galletas integrales y yogurt Finesse. Nunca ha comido huevo porque le da ceba. Es adicta al chapstick y a los jabones antibacteriales que venden en Fedco. Cuando tira con su novio dice que hicieron el ilovyou porque le suena más play. Sueña con casarse en Cartagena donde se casó Juan Pablo Montoya y llevar a un reconocido cantante de reguetón a su fiesta. En términos generales, es un personaje bastante básico, ¡es que no se le pueden pedir peras al olmo!

Muisca No. 3: La chica rural, Es una chica agradecida, según dicen las voces muiscas masculinas. No es celosa y se enamora con mucha facilidad del primer truhan motorizado que se le cruce por el camino. Varias de ellas son echadas pa’lante y se cultivan, les gusta la buena literatura y el buen cine, pero se quedan calladitas a la voz del macho, son de la política de que detrás de un gran hombre está una gran mujer guardando silencio, por respeto, por supuesto. Pero ¿cómo no? si el muisca no la quiere para hablar… Son dulces y entregadas, no importa su edad, nacen con buena sazón y pueden preparar un buen sancocho a los 15 o a los 50 años. Se preocupan por complacer al macho, lo tienen satisfecho la mayor parte del tiempo pero así mismo, lo tienen controlado todo el tiempo, para que no se vaya con otra. Si su macho le está siendo infiel y ellas se enteran de quién es la amante, ¡pobre mujer!, son capaces de llegar a extremos como mechoniarla y echarle uña, es que a su muisca no se lo quitan así como así, no señor, ella quiere seguir haciéndole su sancocho y su cuchuco, porque no hay nadie más en el mundo que se lo prepare como a él le gusta. Se les sale el agro, a veces, cuando dicen “tengo que cortarme el cabello” o “colóqueme ese tema que me gusta”. También se les sale el agro a la hora de jartar porque nacieron con hígado de camionero y toman aguardiente hasta la saciedad porque les pasa como si fuera agua. Utilizan epítetos algo tibios pero sabrosos para referirse a su amado como: papi, el patrón, señor o mi gordo. Cuando una amiga se consigue un muisca capitalino lo primero que le dicen es “embarácese rápido mamita”. Así no lo crean, algunas chicas rurales son rockeras también, y siempre que hay Rock al parque se vienen en gallada en un bus alquilado para Bogotá, y más increíble aún, acampan en Bogotá. Cuando hablan de Bogotá se refieren a “La Nevera”. Alguna vez a una de ellas le preguntaron que cuál era el plato típico de su región y respondió “El corriente”. No les parece tan grave que un tipo le pegue a la mujer, ellas piensa igual que el muisca, lo hacen para corregirlas. Se ponen de mal genio cuando les dejan comida servida en el plato. Todo el día oyen la vallenata. No se pierden la novela de Marbelle.  La mayoría estudió en un Colegio de monjas o padeció el enclaustramiento de un semi-internado. Son muchachas de buen comer, les gusta la empanada, el tamal, el envuelto de mazorca, la arepa. Su proyecto de vida es darle hijos a su muisca. Estudian una carrera pero apenas se casan se dedican a la cocina. En el mejor de los casos se levantan a un extranjero que se las lleva a Europa, a lavar pisos también, pero en el primer mundo, algo es algo. Cuando se mezclan con extranjeros sus hijos salen como Penélope Cruz o Salma Hayek. Las que se van del país, por lo general, terminan devolviéndose porque allá no venden arepas.

Muisca No. 4: La bacana, Es una vieja que solamente tiene amigos hombres. Siente un profundo odio por la muisca No. 2 y tiene una pelea cazada con la muisca No. 1 porque le robó un novio. Se lleva tan bien con los hombres que parece uno en muchos aspectos. Tiene los mismos gustos musicales que sus amigos, oye Groove Armada, Massive Attack, Rinocerose. Es una burra. Se la pasa escalando en Suesca. De un tiempo para acá se ha sensibilizado mucho con la pacha mama y se convirtió en vegana. Hace parte de un grupo de activistas en contra de la tauromaquia. Su gran frustración es no poder ser como Andrea Echeverry y ha querido empezar a utilizar “sumercé” como muletilla pero no se atreve porque le parece muy “bandera”. Su lugar preferido de la tierra es El Parque Tayrona pero desde que Aviatur hizo los ecohabs vive furiosa haciendo grupos de facebook que denuncian la irresponsabilidad de Bessudo con el parque natural. Su película preferida es Corre Lola Corre o Snatch o Réquiem por un sueño. Se siente muy comprometida con el conflicto israelo-palestino pero no tiene ni idea dónde queda Cisjordania, y mucho peor, no tiene ni idea de qué es Cisjordania. Se llena de ira cuando dice que el Estado tiene la culpa de todo. Hace un año dejó de afeitarse las axilas, a lo europeo, y se siente liberada. A ella no le gusta el aguardiente sino la pola, y se conoce todos los metederos del centro donde la pola es más barata. Es experta haciendo esténcils, dentro de sus preferidos están: el rostro del che, el del comandante marcos y el de Gandhi. Fue a ver al Dalai lama cuando vino a Bogotá pero la pasó más chévere en el concierto de La mala Rodríguez. Saluda a sus amigos con un “¿Qué se dice mi perro?”. Vivió un año en Buenos Aires, se fue por tierra y se mantuvo vendiendo collares. Es feminista y no le da pena admitirlo, su cuarto está lleno de afiches de Frida Kahlo y Beatriz González. Le gusta ver South Park aunque ya no lo hace porque regaló su televisor, sentía que la alejaba de una vida más primitiva y básica que es lo que persigue de un tiempo para acá.  Vive casi que en una comuna hippie, en una casa rural en chía, con su novio que es una mezcla entre el mequetrefe no. 1 y el mequetrefe no. 2. Se la pasa haciendo rituales de limpieza con un taita amigo que conoció en un intermunicipal Chía-Cota. Su novio y ella decidieron no decir nada en inglés en señal de respeto a su lengua materna y en vez de pedir brownie con helado piden carmelito con helado. Están preparando una manifestación contra el Mc Donalds de chía que les parece invasivo, la están promocionando por facebook, por supuesto, me invitaron y la verdad con esta falta de plan como que voy a ir, a mí tampoco es que me guste tanto Mc donalds, después de todo.

Lectores, Lectoras, muiscas, mequetrefes, espero disfruten de este bestiario versión femenina y les sirva para entender que estas muiscas llevan a cuestas la responsabilidad de haberle dado alas al muisca y de haberlo convertido en el paquete chileno que es hoy en día, por eso esta historia siempre termina igual “Al muisca lo que es del muisca”. ¿Qué opinan?

2 comentarios:

  1. eres una clasista de cuidado... tu a qué grupo de los mencionas perteneces? o sólo son criticables los demas?

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  2. Ella es la versión femenina de mequetrefe N. 2 + N. 3 (ver versión masculina). Sobre todo del número 3, por su odio generalizado hacia esos hombres que no se dan cuenta de que ella merece algo mucho mejor y no valoran el que ella se rebaje a tratarlos. Va a terminar casada con un marido abusivo e insistir que tuvo suerte porque si se hubiera casado con un muisca le hubiera ido peor.

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