viernes, 28 de enero de 2011

LA REVANCHA DEL MUISCA

A pesar del gran empeño que varias mujeres habíamos puesto para poner a marchar la fundación “Por un pasaporte digno para tus hijos”, -que entre otras cosas cada día crece más y se vuelve más atractiva para las desilusionadas nativas- se puede decir que hemos dado marcha atrás debido a la pésima oferta internacional que existe en la capital. ¿Qué sucedió? Se estará preguntando usted, atenta lectora, la respuesta es simple, en el momento de salir a buscar príncipes si no azules, extranjeros, nos hemos encontrado con un panorama desolador por decir lo menos. El extranjero disponible en el mercado del usado es un tipo desagradable que tiene en su haber dos camisetas nada más, una para dormir y otra para sudar, y las lava cada ocho días, se alberga en un hostal o pieza de mala muerte, tiene dos mil pesos entre el bolsillo para la mariguana, ha decidido aprender a tejer pulseras con la bandera de Colombia para venderlas en los semáforos y tiene un hedor particular que lo distingue, muy parecido al de cualquier indigente, aunque, me atrevería a decir que, opacando en demasía el del indigente. Así pues, este perfil lastimero, ruin y anticonceptivo del extranjero visitante nos ha puesto en un dilema grande: volver a los orígenes lo que ha implicado darle la revancha al desprestigiado y vergonzante muisca.


Pero darle la revancha al muisca no es fácil, este indio, así no parezca, también tiene su dignidad y su corazoncito. Así las cosas, a pesar de lo básico y cromañón que sea este chibcha, hay que entrarle con sutileza. Omitiré los detalles del arte de conquistarse a un muisca –bien conocidos ya por todas nosotras- me limitaré, entonces, a exaltar lo más importante del proceso que es convencer al chibcha de que estamos absolutamente anonadadas con lo que está diciendo (es fundamental que se crea con dotes de conquistador), incluso al punto de fingir sorpresa e ingenuidad, para que el espécimen se sienta seguro y confirme que ya nos echó al bolsillo. Una vez hayamos dado este paso el 90 por ciento de la tarea ya está lista. Aquí empiezan las desilusiones, luego de que ya hemos cazado al muisca es el turno para que éste nos enamore, y como diría mi abuelita aquí es cuando “empieza Cristo a padecer y su madre a pasar trabajos”. Pero para no frustrar los aires revanchistas del envalentonado muisca, hemos decidido dejar los prejuicios, poner en blanco nuestra cabeza, mirar al infinito y hasta esperar a que un milagro ocurra en el imaginario del chibcha si fuera necesario, para volver a creer en que este currutaco venido a más es capaz de enamorarnos. 

Es entonces cuando el chibcha, recargado con la testosterona que se le alborotó con la revancha que, ahora, le da una mujer a quien había creído perder por culpa de un piojoso hincha del boca juniors o del colo colo, tiene que enfrentar el reto de enamorarla de nuevo, tiene que construir toda una estrategia que impacte, que rompa esquemas, digna de esta última oportunidad. Poco a poco el muisca pasa de la verraquera al temor, sabe que esa empresa que empieza ahora es más complicada de lo que se imaginó alguna vez, cuando se acuerda de que no puede recurrir ni a serenatas ni a mariachis (ni a conjunto vallenato si es costeño) palidece, tiembla de pensar que ni con flores ni invitaciones a cine o a matiné logrará descrestarnos, y sobra decir que su creatividad más que limitada es precaria y cuando se logra concentrar se distrae fácilmente con lo que tiene dentro de los pantalones (mucho más si sus bolsillos están rotos). Pobre chibcha, a veces pareciera que esta revancha más que una justa recompensa es una pata más que le nace al cojo, no hay que tener mucha imaginación para saber que el muisca está en aprietos y que sin mucho esfuerzo terminará por hundirse solito, aunque cuando el susodicho piensa en su competencia (argentinos, chilenos, españoles, italianos…etc, etc, generalmente siempre se remite a los equipos de fútbol) saca bríos de donde no los tiene y como el ave fénix renace de las cenizas para intentar robarnos un suspiro a punta de labia culebrera y calenturienta.

Aunque la radiografía del muisca en plena revancha es bochornosa y cantinflesca, si se quiere, sea esta la oportunidad para cerrar los ojos y dar rienda suelta a un repentino flujo de inspiración, generosidad y caridad con nuestro coterráneo muisca que se ha ofrecido a pagar la cuenta mientras se le ocurre otra babosada cariñosa. Sea éste un llamado a la sencillez y humildad que tanto proclama la novena de aguinaldos y ojalá que al muisca le llegue su navidad y a nosotras nuestro marrano o nuestra noche buena aunque ya sabemos que es mucho pedir….

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